La Rosa es algo más que una empresa destinada
a la creación de maniquíes, la compañía milanesa ha crecido bajo la dirección
de la familia Rigamonti. En 1969 Rachel Rigamonti inicia un proyecto que su
hijo Gigi Rigamonti rejuvenece a partir de 1980, Gigi se ocupa del
proceso creativo, concibe el maniquí como una obra de arte y su increíble
talento le llevó a colaborar con todos los grandes nombres de la moda Italiana
como Gianni Versace Giorgio Armani o Valentino entre otros. Actualmente Matthias
Rigamonti, hijo de Gigi, es consejero delegado en la empresa y ha tenido mucho
peso en la renovación de la cadena de suministro, la apertura de una nueva
fábrica y la introducción normas muy estrictas relacionadas con la
sostenibilidad ecológica del ciclo de producción.
La compañía es líder mundial en la producción
de maniquíes y fundamenta su posición en dos aspectos: un producto de calidad 100%
italiana (La Rosa ha sido certificada por el INSTITUTO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS
PRODUCTORES ITALIANOS como una empresa 100% Made in Italy) y la sostenibilidad
ecológica (cada etapa del ciclo de vida del maniquí se tiene en cuenta con el
fin de reducir su impacto medioambiental: materias primas , fabricación ,
transporte y uso; basándose en técnicas de reciclado de residuos y el uso de energías
renovables).
La sede de la compañía se encuentra en Varedo Palazzolo Milanese, a pocos
kilómetros de Milán, con una superficie de 10.000 metros cuadrados y más de 140
empleados destinados al área creativa, desarrollo de productos, los programadores
técnicos para escultores, pintores…
La Rosa tiene cuatro filiales en Europa localizadas en Dusseldorf, Madrid,
Londres y una sala de exposición en París. Su centro de producción realiza 120.000
maniquíes al año facturando unos 20 millones de euros, de los que casi el 90%
provienen del extranjero; estos datos nos sirven para valorar el peso de la compañía
en su sector.
La Rosa ha convertido el maniquí en un icono de estilo a lo
largo de sus noventa años de existencia. Sus piezas han evolucionado desde la
hiper-personalización, buscando modelos de verosimilitud increíble y dotándolos
de un poder emocional que los convierte en algo más que una herramienta, hasta
la neutralidad y “desaparición” del maniquí-soporte en el momento actual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario